Hoy os proponemos una manualidad muy sencilla, que nos ayuda a relajarnos y a trabajar la paciencia con un material que todos tenemos en casa.
Lo único que necesitas son unos rotuladores y papel de cocina.
Pinta puntito a puntito, tú decides cuando cambiar de color.
¡Vamos a sacar al artista que llevamos dentro!
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